Azar e Incertidumbre

En varias ocasiones durante mi compartir en Tunja, escuché que el universo se rige por el azar y la incertidumbre.  Y así lo pensé hasta confirmar lo contrario.

El universo tiene un patrón, un ritmo, una formula que fue intervenido, y a la fórmula se le agregó una X que alteró la ecuación, que ha generado todo tipo de desorden social, biológico, económico, psicológico y todos están interconectados, por el solo hecho de que X puede ser cualquier número alterando el resultado a conseguir.  En este caso si es váido el azar e incertidumbre. 

Me queda grande ir profundo en el tema, pero la razón de la temática radica en que he estado estudiando, muy por encima, Fibonacci.  En general, el universo si tiene azar e incertidumbre, y parecerá caótica la forma, pero en su interior hay un orden que para mi entender, ser crea gracias a la intensión.  


Hablando de intensión, acabo de recordar una clase que tuve un sábado en Tunja en la Escuela de Artes.  Estaba con los estudiantes de fotografía y les preguntaba cuál es la intensión detrás de realizar una fotografía?  Y aunque el tema se puso muy filosófico, en estas semanas vuelve a mi la palabra para recordarme de cual es la intensión en todo lo que hacemos.

El experimento de tirar una moneda al aire y registrar la cantidad de veces que cae en sello versus cruz, genera un patrón gráfico que sube o baja con un cierto orden.  El experimento no comenta si quien lanza la moneda tenía la intensión de ganar o solo la intensión de ver qué ocurre.  El detalle de la intensión cambia todo el resultados.

Un experimento sencillo es el de hablarle a una planta.  El ejemplo que vi fue de dos plantas separadas donde tenemos una recibe estimulo amoroso mientras que la otra sólo obtiene malas palabras.  El resultados es tener una planta hermosa versus una marchita.  La intensión era demostrar el efecto de las palabras.  

Entonces, que sería de nuestras vidas si generamos un orden basado en la intensión?  Y si nos basamos en las plantas del ejemplo anterior, confirmamos una vez más que la coca cola no es mejor que el agua, y que el agua de botella nunca será mejor que la de un nacimiento.

De manera inevitable surge la pregunta de porqué el humano tiene la intensión de destruir en vez de construir?  Será que el humano tiene un guía etérico que sólo desea ver devastación porque esa es su misión?  Y para colmo, nosotros obramos de esa forma porque mico ve, mico hace?


La transformación empieza con la intensión y en actuar para bien, para erradicar el verdadero virus que nos aqueja, ese parásito orgánico y energético personal y colectivo y es una larga historia en este instante.  

Como sociedad sabemos muy bien qué nos hace daño, pero seguimos alimentando al parásito del mal porque hay que pagar recibos y porque no queremos morir de hambre; protegemos al parásito como mecanismo de autoprotección.  

Pronto llegará el día, que al igual que en la película Avatar, expulsemos aquello que destruye y rompe la armonía global.  Mientras se supera el síndrome de abstinencia a la adicción que nos corrompe, cabe la pregunta de qué mundo queremos ver?  qué mundo queremos construir?