Ahora haces una llamada o ingresas a la oficina virtual de la entidad de salud y listo. Pero en este ejemplo que cuento, todavía toca ir a pedir la cita porque ese centro médico, por alguna excusa válida para ellos, sigue atrasado y no permiten pedir citas de modo telefónico ni virtual. Fui, pedi la cita, y está programada para dentro de un mes y está bien la espera, no hay afán.
Pasa el mes, llego a la cita y me dicen que esta está cancelada. Vaya sorpresa!! cómo va a estar cancelada esa cita si es super importante para mi? Afortunadamente me reagendan para el día siguiente y me sugieren que llame a averiguar por qué se dio la cancelación.
Hago uso del teléfono que hay en el centro de salud, me dan los datos que necesito y hasta que llego a casa veo que todo está un poco raro. Según los datos de la entidad, el 23 de diciembre hice la cancelación y cuando entro a recordar, ese día pedí una cita de laboratorio para mi madre y como el horario no se ajustaba a lo que ella quería, cancelé la cita. De alguna forma, esa cancelación quedó en mi cuenta siendo que estaba en la de mi madre. Suena raro, pero cuando ella va al centro de salud para pedir la cita de laboratorio, la confirmación llegó a mi correo. El sistema nos tiene cruzados, no sé por qué pero así es.
A lo que voy es, yo nunca cancelé mi cita médica pero el sistema dice que si; ahí aparece. A quien le vas a creer? a un sistema que funciona con 01000111 y supuestamente no comete errores o una persona que tiene una matemática que a rato ni él entiende?
Pensemos en el tráfico
Un sábado con Armando teníamos que llegar a una boda, estábamos cortos de tiempo y quien manejaba no se sabe ubicar en la ciudad en la que lleva viviendo más de 15 años. Usamos Waze para que nos dirigiera, llegamos a un punto de cruce donde algunos carros tomaban la derecha y acá la aplicación nos indicó que tomáramos la izquierda. Vamos a suponer que más de 50% de los conductores esa tarde estaban usando la aplicación y esta les está indicando por donde van a tener una ruta con menos tráfico. La aplicación está dirigiendo, distribuyendo el tráfico. Confiemos en la aplicación y no en un humano para que haga esa labor.
Cuántas veces he usado maps para ver dónde queda una dirección o cómo estará el tráfico cuando tomo un servicio de carro y saber si voy a llegar a tiempo? Confiamos en la aplicación, le ayudamos a la app diciendo si todavía hay trancón por un accidente o algo parecido, esa información alimenta una base de datos, inteligencia artificial y también ayuda a otros usuarios.
En este sentido, hemos permitido que la tecnología nos guíe y olvidamos que tenemos instinto de cómo salir de una enredo de tráfico, nos hemos vuelto perezosos y confiados.
Recuerdo un sábado que salimos de un hospital del centro de Bogotá hasta el portal ochenta, y para quienes no conocen, un sábado en el 2014 era sinónimo de tráfico pesado. Este taxista cogió todos los atajos posibles y llegamos en tiempo record. Era una persona experimentada en conducir por la ciudad, sabía rutas que en mi vida sabía que existían o fueran posibles.
Autocorruptor e inteligencia artificial
Quizás de las confianzas más extrañas está la del autocorrector del celular. Todos hemos recibido mensajes chistosos con palabras extrañas que no aplican al contexto de la conversación, todo esto porque la gente confía o permite que la app piense por ellos.
A la inteligencia artificial la estamos ayudando a ser más inteligente para nosotros poder preocuparnos de cosas más triviales o en algunos casos, ganar segundos que suman en minutos en cosas que realmente importan, o creemos que importan. Lento o rápido, ayudamos a transformar la sociedad en un distopia donde el ser humano que aparece en la pélicula Wall-e: Gordo, inútil, que no sabe caminar y menos interactuar con otro humano si no es a través de una pantalla y teclado mientras es llevado en vehículos que él no controla; será la nueva realidad.
Chatbots