Confiar o no Confiar Pt.1


Los tiempos han cambiado... qué frase tan premio Nobel y por fortuna esos cambios hacen que nuestras vidas (posiblemente) sean mejor.  Pedir citas médicas era medio cansón, tocaba ir hasta el médico o el centro de salud y esperar que hayan abierto agenda o volver para la fecha de apertura.  Tocaba madrugar y hacer fila, pero la espera se aliviaba si llevabas un libro o un walkman con excelente música.

Ahora haces una llamada o ingresas a la oficina virtual de la entidad de salud y listo.  Pero en este ejemplo que cuento, todavía toca ir a pedir la cita porque ese centro médico, por alguna excusa válida para ellos, sigue atrasado y no permiten pedir citas de modo telefónico ni virtual.  Fui, pedi la cita, y está programada para dentro de un mes y está bien la espera, no hay afán.  

Pasa el mes, llego a la cita y me dicen que esta está cancelada.  Vaya sorpresa!! cómo va a estar cancelada esa cita si es super importante para mi?  Afortunadamente me reagendan para el día siguiente y me sugieren que llame a averiguar por qué se dio la cancelación.

Hago uso del teléfono que hay en el centro de salud, me dan los datos que necesito y hasta que llego a casa veo que todo está un poco raro.   Según los datos de la entidad, el 23 de diciembre hice la cancelación y cuando entro a recordar, ese día pedí una cita de laboratorio para mi madre y como el horario no se ajustaba a lo que ella quería, cancelé la cita.  De alguna forma, esa cancelación quedó en mi cuenta siendo que estaba en la de mi madre.  Suena raro, pero cuando ella va al centro de salud para pedir la cita de laboratorio, la confirmación llegó a mi correo.  El sistema nos tiene cruzados, no sé por qué pero así es.

A lo que voy es, yo nunca cancelé mi cita médica pero el sistema dice que si; ahí aparece.  A quien le vas a creer?  a un sistema que funciona con 01000111 y supuestamente no comete errores o una persona que tiene una matemática que a rato ni él entiende? 

Pensemos en el tráfico

Un sábado con Armando teníamos que llegar a una boda, estábamos cortos de tiempo y quien manejaba no se sabe ubicar en la ciudad en la que lleva viviendo más de 15 años.  Usamos Waze para que nos dirigiera, llegamos a un punto de cruce donde algunos carros tomaban la derecha y acá la aplicación nos indicó que tomáramos la izquierda.  Vamos a suponer que más de 50% de los conductores esa tarde estaban usando la aplicación y esta les está indicando por donde van a tener una ruta con menos tráfico.  La aplicación está dirigiendo, distribuyendo el tráfico.  Confiemos en la aplicación y no en un humano para que haga esa labor.

Cuántas veces he usado maps para ver dónde queda una dirección o cómo estará el tráfico cuando tomo un servicio de carro y saber si voy a llegar a tiempo?  Confiamos en la aplicación, le ayudamos a la app diciendo si todavía hay trancón por un accidente o algo parecido, esa información alimenta una base de datos, inteligencia artificial y también ayuda a otros usuarios.

En este sentido, hemos permitido que la tecnología nos guíe y olvidamos que tenemos instinto de cómo salir de una enredo de tráfico, nos hemos vuelto perezosos y confiados.  

Recuerdo un sábado que salimos de un hospital del centro de Bogotá hasta el portal ochenta, y para quienes no conocen, un sábado en el 2014 era sinónimo de tráfico pesado.  Este taxista cogió todos los atajos posibles y llegamos en tiempo record.  Era una persona experimentada en conducir por la ciudad, sabía rutas que en mi vida sabía que existían o fueran posibles.  

Autocorruptor e inteligencia artificial

Quizás de las confianzas más extrañas está la del autocorrector del celular.  Todos hemos recibido mensajes chistosos con palabras extrañas que no aplican al contexto de la conversación, todo esto porque la gente confía o permite que la app piense por ellos.


En mi caso, sé ordenar mis palabras y no me agrada que una "inteligencia artificial" piense por mi.  Uso sugerencia de palabras o que señale mis horrores ortográficos, tiene sus ventajas para redactar rápido, cuidar de un dedo mal puesto y a la vez, nos ahorra el esfuerzo.   Ay, pero como se llama esa tienda que vende unas cremas buenisimas que una vez vi en un instagram?  Qué bien que el retargeting funciona y está configurado para que yo vea los anuncios que alguna vez me llamaron la atención, sean de café, ópticas, viajes o técnología; el algorítmo asume que eso que alguna vez vi de manera curiosa es lo que realmente quiero comprar.

A la inteligencia artificial la estamos ayudando a ser más inteligente para nosotros poder preocuparnos de cosas más triviales o en algunos casos, ganar segundos que suman en minutos en cosas que realmente importan, o creemos que importan.  Lento o rápido, ayudamos a transformar la sociedad en un distopia donde el ser humano que aparece en la pélicula Wall-e:  Gordo, inútil, que no sabe caminar y menos interactuar con otro humano si no es a través de una pantalla y teclado mientras es llevado en vehículos que él no controla; será la nueva realidad.

Chatbots 

El servicio al cliente está siendo automatizado y se puede hasta cierto punto.

Los humanos somos predecibles, nuestros comportamientos han sido estudiados por siglos y nuestros controladores saben qué botones deben oprimir en nosotros para lograr un objetivo y luego aparentar que todo fue natural.  Pero miremos acá el punto de servicio al cliente.  

En una aplicación elijo el tamaño de la pizza, los ingredientes, los acompañantes.  Cuando sea enviado puede que aparezca el nombre de quien entrega pero siendo bien sincero, poco o nada pido domicilios de comida.  

Una vez, la entidad de salud en la que estoy, intento automatizar sus sistema para pedir citas, no funcionó y volvió a tener humanos al otro lado de la línea; pero será cuestión de tiempo para que vuelvan al bot.  La cantidad de adultos mayores pidiendo ayuda para entender el sistema de autorespuesta era de tal tamaño que tocó seguir generando empleo en call centers.  

Muchas aerolíneas están siendo automatizadas con chatbots vía facebook para cambiar o cancelar un tiquete.  Para el 2020 Interrapidisimo estaba muy mal con el bot o humano detrás del facebook porque se demoraron casi tres meses en responder una pregunta sobre dónde estaba el paquete que yo envié y estaba retrasada la entrega.  Lo peor es que promocionaban el servicio cuando este estaba preBeta.  La línea telefónica no daba servicio... en fin, supongo que han mejorado en esto porque supe que querían implementar drones para la entrega de mercancía.   

Y podemos confiar que el dron funcionará de manera ideal para una entrega?  Hasta que no tenga este una cámara y pantalla con un humano o una buena inteligencia artificial, cómo podrá interactuar cuando le diga acá ya no vive esa persona o la dirección está mal.  Y cómo hará para llamar a la puerta de una casa donde el timbre está dañado y hay que recurrir a la infamosa piedrita en la ventana?


En el punto medio encontramos el balance, pero conociendo nuestra hiperactiva sociedad con su tendencia a la insatisfacción y a la velocidad, la balanza llegará al punto del desequilibrio donde nos veremos víctimas de nuestro propio invento.  Pero es bueno recordar que nos están guiando para llegar a esa esquina de la balanza.  

La revolución de la electricidad tan sólo lleva 269 años de haberse planteado para la sociedad moderna, mientras que la del fuego tuvo miles de años.  Esto tan sólo está empezando.   

En la película El Último Samurái, por el corto periodo que el alcohólico general norteamericano está ausente de las torpes tropas japonesas y cuando vuelve a verlas, ese ejército está tecnificado y la estrategia analógica del samurái puede dar la pelea hasta un determinado punto hasta que pierden. 


Las anécdotas que tenemos con la tecnología son muchas, sean estas analógicas o eléctricas.  El dron, el chat bot y el autocorrector cometerán errores ahora y crearemos memes, esperemos un tiempito más que ellos se burlarán de nosotros.